¿El aprendizaje es algo tan trivial que se puede observar y medir con base en unas simples preguntas a propósito de unos contenidos cualesquiera?
La educación basada en competencias, surge como una necesidad ante el atraso inminente en el nivel educativo que sufre el país; sin embargo, hablar de educación por competencia es un tema difícil, ya que la educación Media Superior, que es el eslabón entre la educación básica y la superior y donde se dan la mayoría de los cambios conductuales y actitudinales en los jóvenes que serán el futuro social, político y económico del país, es también el nivel que presenta más deserciones e índices de reprobación. Estamos llegando ante un momento en que la educación media no es lo suficientemente satisfactoria, motivante ni la necesaria en la vida de los adolescentes; ésta necesidad es respuesta a las necesidades que la propia comunidad le exige a los jóvenes, ya que ahora se les pide actuar de manera activa en una realidad hasta ahora ajenas para ellos, y en la cual no tienen entrada por las deficiencias con las que salen en el nivel medio superior.
Como atinadamente menciona en su libro el antropólogo Eudald Carbonell, en la actualidad la competitividad ya no es útil en una sociedad humanista, donde comenta que "El cambio de competitividad por competencia posiblemente daría a los seres humanos el factor clave para integrar los valores que en un futuro pueden definir a la humanidad"; indiscutiblemente estamos en una sociedad carente de valores y principios, y las instituciones educativas tienen la encomienda de que, además de inculcar las competencias suficientes para que el alumno egresado sea capaz de seguir estudiando, o bien enfrentarse a una realidad donde será parte del sector productivo; también se tiene que inculcar cultura, valores y principios que permitan a los jóvenes actuar de manera propositiva, participativa, coherente, justa y humana en su comunidad, favoreciendo el trabajo colaborativo y en equipo.
El ser competente no significa únicamente que es capaz de realizar algo porque así fue capacitado; ser competente más bien significa tener pericia, Aptitud o idoneidad para hacer algo o intervenir en un asunto determinado, es decir, los jóvenes serán capaces de resolver cualquier problema al que se enfrente en una sociedad de cambios tecnológicos y necesidades variables. En este sentido, la educación y el capacitar en la actualidad vienen ligados y asociados, ya que no podemos separar las acciones educativas ligadas a la acción misma; ya que la operación de la realidad, demanda operaciones cognitivas más simples y menos relacionadas con la teoría que las que nos exige la comprensión de la realidad con toda su complejidad.
Al hablar de aprendizaje, se tenia la idea errónea de que se refería al simple hecho de incorporar nuevos conocimientos o contenidos al acervo personal, y la educación tradicionalista pensaba que este podía ser medido con el simple hecho de que el alumno pueda reproducir los contenidos en los términos que el maestro dice haberlos mediado. En el aprendizaje significativo (no memorístico), los nuevos conocimientos deben relacionarse con los saberes previos que posea el aprendiz y el profesor estructura los contenidos y las actividades a realizar para que el alumno sea quien construya su propio conocimiento.
El ser humano aprende significativamente aquello que percibe como necesario para la sobrevivencia o el desarrollo de sí mismo, de igual manera, desarrolla nuevos conocimientos basándose en otros anteriores, dentro de la estructura cognitiva del sujeto; tiene como base las estructuras afecto-cognitivas del sujeto mediante las cuales entiende y resuelve su realidad, de acuerdo a sus propias necesidades y a las exigencias de su medio y comunidad.
Existen muchos significados del término competencia; no son conocimientos, más bien los utilizan, integran y movilizan; Pérrenoud afirma que competencia es una capacidad, no son en si conocimientos, habilidades o actitudes, aunque movilizan, integran y orquestan tales recursos, además de que el ejercicio de la competencia pasa por operaciones mentales complejas, sostenidas por esquemas de pensamiento, los cuales permiten determinar (más o menos de un modo consciente y rápido) y realizar (más o menos de un modo eficaz) una acción relativamente adaptada a la situación. Eudald Carbonell manifiesta que de acuerdo a las capacidades humanas, debemos ser competentes no competitivos, ya que esta última no es útil a los humanos; el factor clave es que en la competitividad se pueden integrar los valores que en un futuro definieran a la humanidad. Para Ramón Folch, se tiene que llevar el conocimiento a acciones cotidianas e integrarlas en nuestras rutinas para ser capaces de extraer de ellas no sólo competitividad o eficiencia sino para lograr ser más competentes y eficaces y los podamos dominar. De acuerdo a Tuning, el término representa una combinación de atributos-con respecto al conocimiento y sus aplicaciones, aptitudes, destrezas y responsabilidades, las cuales describen el nivel o grado de suficiencia con que una persona es capaz de desempeñarlos. Este concepto está estrechamente relacionado con otros términos con significados similares como capacidad, atributo, habilidad y destreza, entre muchas otras. Éstas están estrechamente relacionadas con otros términos con significados similares como capacidad, atributo, habilidad y destreza. Se entienden como “conocer y comprender” al conocimiento teórico de un campo académico; “saber cómo actuar” en la aplicación práctica y operativa del conocimiento a ciertas situaciones y “saber cómo ser” en los valores como parte integrante de la forma de percibir a los otros y vivir en un contexto social.
Las competencias en si, movilizan saberes, entendiéndose estos como conocimientos, que a habilidades, valores o actitudes, es decir, la construcción de competencias es inseparable de la formación de modelos de movilización de conocimientos de manera adecuada, en tiempo real, al servicio de una acción eficaz; tales los conocimientos se ven movilizados justo en el mismo momento en que la estructura que los contiene es exigida a ponerlos al servicio de una competencia debido a la acción del sujeto sobre una determinada realidad problemática. Una competencia de cierta complejidad pone en práctica varios esquemas de percepción, de pensamiento, de evaluación y de acción, que sirven de base a inferencias, anticipaciones, transposiciones analógicas, generalizaciones, al cálculo de las probabilidades, al establecimiento de un diagnóstico a partir de un conjunto de indicios, a la investigación de informaciones pertinentes, a la formación de una decisión, entre otras.
Sin embargo, las competencias no se adquieren, ni se construyen de pronto y de la nada, sino que se desarrollan a partir de organizaciones de esquemas de acción anteriores, de la misma manera que los nuevos conocimientos no se construyen, sino a partir de unos conocimientos anteriores. El aprendizaje se considera un proceso de descubrimiento de significados personales sobre la realidad que se percibe, tal como es percibida por la persona; es producto de una construcción efectiva y continua. De acuerdo a lo anterior, Flavell interpreta el aprendizaje y lo define con h, es decir, la aprehensión de la realidad es siempre una construcción asimilativa efectuada por el sujeto tanto como una acomodación del sujeto. Aprender no significa reemplazar un punto de vista por otro, ni simplemente acumular nuevo conocimiento sobre los ya existentes, más bien es transformar ese conocimiento. Esta transformación, a su vez, ocurre a través del pensamiento activo y original del aprendiz, asimilando lo aprendido de manera propia, es decir de manera activa, ya que el sujeto se construye a si mismo a través del cúmulo de conocimiento que va adquiriendo y transformando de acuerdo a sus necesidades y a su realidad, es decir se apropian de la realidad y la hacen suya. El aprehendizaje, es más bien un proceso adaptativo mediante el cual, construyendo el conocimiento de la realidad, del mundo, el sujeto se construye a sí mismo como ser humano, siempre reorganizando -en todo momento- la propia estructura cognitiva desde donde continuará readaptándose indefinidamente a través de sus propios procesos de asimilación y acomodación.
Un aprendizaje pueda ser más significativo que otro en función del grado de vinculación que guarde éste con la sobrevivencia o el desarrollo del sí mismo. El de carácter significativo depende, en primer lugar, de relacionar material nuevo y potencialmente significativo con ideas pertinentes de la estructura cognitiva del estudiante, integra conocimientos y tiene siempre algún grado de significación variable para cada sujeto, en algunos casos se maneja que toda construcción del conocimiento constituya siempre una re-organización de los propios esquemas de entendimiento de la realidad de cada persona.
Para situar el aprendizaje afectivamente dentro del interés del estudiante, presentado tres diferentes tipos de interés: 1) el interés por controlar la realidad; 2) el interés por comprenderla de manera holística; y 3) el interés por transformarla o emanciparse a través de la acción de unas ciertas relaciones de poder. Es decir, el aprendizaje debe situarse dentro de la capacidad real de aprendizaje que un estudiante tiene posibilidades reales de construir conocimientos que tengan para él sentido.
Por tanto, el proceso de enseñanza-aprendizaje de la educación se basa en la acción, en tanto que es en ella que la construcción de conocimientos se garantiza al poner en conflicto cognitivo la organización de los esquemas de entendimiento de la realidad que todo estudiante tiene como estructura fundamental para orientar su propia y muy personal adaptación a la vida. La cuestión de desarrollar competencias, no es una cuestión sólo de desarrollar ciertas capacidades para atender determinados objetos socio-profesionales, sino que al hacerlo, se está, al mismo tiempo, optando por la construcción de la persona del maestro, del estudiante y, en cierta forma, del mundo.
El aprendizaje es un concepto complejo que tiene muchos puntos de vista en cuanto a sus definiciones. No podemos simplemente interpretarlo a través de algo tan trivial que se puede observar y medir con base en unas simples preguntas a propósito de unos contenidos cualesquiera, es mucho más complejo que tiene que entenderse de fondo y mediante una serie de análisis para interpretar, primeramente su significado y entender el proceso enseñanza-aprendizaje mediante el cual se mejore la calidad educativa.
Para que el aprendizaje sea significativo, no depende del maestro, ni de las estrategias educativas, ni del programa, ni de la institución, sino del propio interés del estudiante que por lo demás no puede ser “sembrado” o inculcado como tal por el maestro y el desarrollo de las competencias formales no esteriliza el espacio educativo ni separa el proceso de enseñaza-aprendizaje del resto de la dinámica personal del maestro y del estudiante. Estos actores educativos más bien añaden las necesidades generadas por la realidad educativa a las que ya de por sí traen encima. Como comenta Xavier Vargas atinadamente en la lectura, el conocimiento no está predeterminado en los objetos ni en la estructura cognitiva de quien los aprende, sino que son el producto de una construcción desarrollada por el propio estudiante, para ello, no existe conocimiento alguno que medir previo a la construcción del mismo. Si bien es cierto que el desarrollo de las competencias esté referido a satisfacer necesidades, atender situaciones, resolver problemas, tomar decisiones y/o lograr objetivos, y por ello tal desarrollo esté orientado a enfrentar al estudiante a este tipo de situaciones problemáticas, sólo muestra una cara del proceso. Elegir la acción que habrá de desarrollar la competencia pensando en la zona de desarrollo próximo, refiere a la viabilidad de tal acción como movilizadora de la organización de los esquemas involucrados; y pensar en el verdadero interés del estudiante, refiere por lo menos a dos cuestiones importantes: por un lado al contenido de aquellas acciones que pueden llamar la atención afectiva del estudiante y por tanto disparar su motivación, pero también al fin ulterior que el estudiante quiere al conocimiento que habrá de construir; la formación de profesionistas no está al servicio de las profesiones, sino que éstas y aquellos, se deben a una sociedad, y ésta, encuentra su sentido más profundo si en vez de mirarse a sí misma sólo como colectividad productiva, se mira como el proceso mismo de humanización.
La educación basada en competencias, surge como una necesidad ante el atraso inminente en el nivel educativo que sufre el país; sin embargo, hablar de educación por competencia es un tema difícil, ya que la educación Media Superior, que es el eslabón entre la educación básica y la superior y donde se dan la mayoría de los cambios conductuales y actitudinales en los jóvenes que serán el futuro social, político y económico del país, es también el nivel que presenta más deserciones e índices de reprobación. Estamos llegando ante un momento en que la educación media no es lo suficientemente satisfactoria, motivante ni la necesaria en la vida de los adolescentes; ésta necesidad es respuesta a las necesidades que la propia comunidad le exige a los jóvenes, ya que ahora se les pide actuar de manera activa en una realidad hasta ahora ajenas para ellos, y en la cual no tienen entrada por las deficiencias con las que salen en el nivel medio superior.
Como atinadamente menciona en su libro el antropólogo Eudald Carbonell, en la actualidad la competitividad ya no es útil en una sociedad humanista, donde comenta que "El cambio de competitividad por competencia posiblemente daría a los seres humanos el factor clave para integrar los valores que en un futuro pueden definir a la humanidad"; indiscutiblemente estamos en una sociedad carente de valores y principios, y las instituciones educativas tienen la encomienda de que, además de inculcar las competencias suficientes para que el alumno egresado sea capaz de seguir estudiando, o bien enfrentarse a una realidad donde será parte del sector productivo; también se tiene que inculcar cultura, valores y principios que permitan a los jóvenes actuar de manera propositiva, participativa, coherente, justa y humana en su comunidad, favoreciendo el trabajo colaborativo y en equipo.
El ser competente no significa únicamente que es capaz de realizar algo porque así fue capacitado; ser competente más bien significa tener pericia, Aptitud o idoneidad para hacer algo o intervenir en un asunto determinado, es decir, los jóvenes serán capaces de resolver cualquier problema al que se enfrente en una sociedad de cambios tecnológicos y necesidades variables. En este sentido, la educación y el capacitar en la actualidad vienen ligados y asociados, ya que no podemos separar las acciones educativas ligadas a la acción misma; ya que la operación de la realidad, demanda operaciones cognitivas más simples y menos relacionadas con la teoría que las que nos exige la comprensión de la realidad con toda su complejidad.
Al hablar de aprendizaje, se tenia la idea errónea de que se refería al simple hecho de incorporar nuevos conocimientos o contenidos al acervo personal, y la educación tradicionalista pensaba que este podía ser medido con el simple hecho de que el alumno pueda reproducir los contenidos en los términos que el maestro dice haberlos mediado. En el aprendizaje significativo (no memorístico), los nuevos conocimientos deben relacionarse con los saberes previos que posea el aprendiz y el profesor estructura los contenidos y las actividades a realizar para que el alumno sea quien construya su propio conocimiento.
El ser humano aprende significativamente aquello que percibe como necesario para la sobrevivencia o el desarrollo de sí mismo, de igual manera, desarrolla nuevos conocimientos basándose en otros anteriores, dentro de la estructura cognitiva del sujeto; tiene como base las estructuras afecto-cognitivas del sujeto mediante las cuales entiende y resuelve su realidad, de acuerdo a sus propias necesidades y a las exigencias de su medio y comunidad.
Existen muchos significados del término competencia; no son conocimientos, más bien los utilizan, integran y movilizan; Pérrenoud afirma que competencia es una capacidad, no son en si conocimientos, habilidades o actitudes, aunque movilizan, integran y orquestan tales recursos, además de que el ejercicio de la competencia pasa por operaciones mentales complejas, sostenidas por esquemas de pensamiento, los cuales permiten determinar (más o menos de un modo consciente y rápido) y realizar (más o menos de un modo eficaz) una acción relativamente adaptada a la situación. Eudald Carbonell manifiesta que de acuerdo a las capacidades humanas, debemos ser competentes no competitivos, ya que esta última no es útil a los humanos; el factor clave es que en la competitividad se pueden integrar los valores que en un futuro definieran a la humanidad. Para Ramón Folch, se tiene que llevar el conocimiento a acciones cotidianas e integrarlas en nuestras rutinas para ser capaces de extraer de ellas no sólo competitividad o eficiencia sino para lograr ser más competentes y eficaces y los podamos dominar. De acuerdo a Tuning, el término representa una combinación de atributos-con respecto al conocimiento y sus aplicaciones, aptitudes, destrezas y responsabilidades, las cuales describen el nivel o grado de suficiencia con que una persona es capaz de desempeñarlos. Este concepto está estrechamente relacionado con otros términos con significados similares como capacidad, atributo, habilidad y destreza, entre muchas otras. Éstas están estrechamente relacionadas con otros términos con significados similares como capacidad, atributo, habilidad y destreza. Se entienden como “conocer y comprender” al conocimiento teórico de un campo académico; “saber cómo actuar” en la aplicación práctica y operativa del conocimiento a ciertas situaciones y “saber cómo ser” en los valores como parte integrante de la forma de percibir a los otros y vivir en un contexto social.
Las competencias en si, movilizan saberes, entendiéndose estos como conocimientos, que a habilidades, valores o actitudes, es decir, la construcción de competencias es inseparable de la formación de modelos de movilización de conocimientos de manera adecuada, en tiempo real, al servicio de una acción eficaz; tales los conocimientos se ven movilizados justo en el mismo momento en que la estructura que los contiene es exigida a ponerlos al servicio de una competencia debido a la acción del sujeto sobre una determinada realidad problemática. Una competencia de cierta complejidad pone en práctica varios esquemas de percepción, de pensamiento, de evaluación y de acción, que sirven de base a inferencias, anticipaciones, transposiciones analógicas, generalizaciones, al cálculo de las probabilidades, al establecimiento de un diagnóstico a partir de un conjunto de indicios, a la investigación de informaciones pertinentes, a la formación de una decisión, entre otras.
Sin embargo, las competencias no se adquieren, ni se construyen de pronto y de la nada, sino que se desarrollan a partir de organizaciones de esquemas de acción anteriores, de la misma manera que los nuevos conocimientos no se construyen, sino a partir de unos conocimientos anteriores. El aprendizaje se considera un proceso de descubrimiento de significados personales sobre la realidad que se percibe, tal como es percibida por la persona; es producto de una construcción efectiva y continua. De acuerdo a lo anterior, Flavell interpreta el aprendizaje y lo define con h, es decir, la aprehensión de la realidad es siempre una construcción asimilativa efectuada por el sujeto tanto como una acomodación del sujeto. Aprender no significa reemplazar un punto de vista por otro, ni simplemente acumular nuevo conocimiento sobre los ya existentes, más bien es transformar ese conocimiento. Esta transformación, a su vez, ocurre a través del pensamiento activo y original del aprendiz, asimilando lo aprendido de manera propia, es decir de manera activa, ya que el sujeto se construye a si mismo a través del cúmulo de conocimiento que va adquiriendo y transformando de acuerdo a sus necesidades y a su realidad, es decir se apropian de la realidad y la hacen suya. El aprehendizaje, es más bien un proceso adaptativo mediante el cual, construyendo el conocimiento de la realidad, del mundo, el sujeto se construye a sí mismo como ser humano, siempre reorganizando -en todo momento- la propia estructura cognitiva desde donde continuará readaptándose indefinidamente a través de sus propios procesos de asimilación y acomodación.
Un aprendizaje pueda ser más significativo que otro en función del grado de vinculación que guarde éste con la sobrevivencia o el desarrollo del sí mismo. El de carácter significativo depende, en primer lugar, de relacionar material nuevo y potencialmente significativo con ideas pertinentes de la estructura cognitiva del estudiante, integra conocimientos y tiene siempre algún grado de significación variable para cada sujeto, en algunos casos se maneja que toda construcción del conocimiento constituya siempre una re-organización de los propios esquemas de entendimiento de la realidad de cada persona.
Para situar el aprendizaje afectivamente dentro del interés del estudiante, presentado tres diferentes tipos de interés: 1) el interés por controlar la realidad; 2) el interés por comprenderla de manera holística; y 3) el interés por transformarla o emanciparse a través de la acción de unas ciertas relaciones de poder. Es decir, el aprendizaje debe situarse dentro de la capacidad real de aprendizaje que un estudiante tiene posibilidades reales de construir conocimientos que tengan para él sentido.
Por tanto, el proceso de enseñanza-aprendizaje de la educación se basa en la acción, en tanto que es en ella que la construcción de conocimientos se garantiza al poner en conflicto cognitivo la organización de los esquemas de entendimiento de la realidad que todo estudiante tiene como estructura fundamental para orientar su propia y muy personal adaptación a la vida. La cuestión de desarrollar competencias, no es una cuestión sólo de desarrollar ciertas capacidades para atender determinados objetos socio-profesionales, sino que al hacerlo, se está, al mismo tiempo, optando por la construcción de la persona del maestro, del estudiante y, en cierta forma, del mundo.
El aprendizaje es un concepto complejo que tiene muchos puntos de vista en cuanto a sus definiciones. No podemos simplemente interpretarlo a través de algo tan trivial que se puede observar y medir con base en unas simples preguntas a propósito de unos contenidos cualesquiera, es mucho más complejo que tiene que entenderse de fondo y mediante una serie de análisis para interpretar, primeramente su significado y entender el proceso enseñanza-aprendizaje mediante el cual se mejore la calidad educativa.
Para que el aprendizaje sea significativo, no depende del maestro, ni de las estrategias educativas, ni del programa, ni de la institución, sino del propio interés del estudiante que por lo demás no puede ser “sembrado” o inculcado como tal por el maestro y el desarrollo de las competencias formales no esteriliza el espacio educativo ni separa el proceso de enseñaza-aprendizaje del resto de la dinámica personal del maestro y del estudiante. Estos actores educativos más bien añaden las necesidades generadas por la realidad educativa a las que ya de por sí traen encima. Como comenta Xavier Vargas atinadamente en la lectura, el conocimiento no está predeterminado en los objetos ni en la estructura cognitiva de quien los aprende, sino que son el producto de una construcción desarrollada por el propio estudiante, para ello, no existe conocimiento alguno que medir previo a la construcción del mismo. Si bien es cierto que el desarrollo de las competencias esté referido a satisfacer necesidades, atender situaciones, resolver problemas, tomar decisiones y/o lograr objetivos, y por ello tal desarrollo esté orientado a enfrentar al estudiante a este tipo de situaciones problemáticas, sólo muestra una cara del proceso. Elegir la acción que habrá de desarrollar la competencia pensando en la zona de desarrollo próximo, refiere a la viabilidad de tal acción como movilizadora de la organización de los esquemas involucrados; y pensar en el verdadero interés del estudiante, refiere por lo menos a dos cuestiones importantes: por un lado al contenido de aquellas acciones que pueden llamar la atención afectiva del estudiante y por tanto disparar su motivación, pero también al fin ulterior que el estudiante quiere al conocimiento que habrá de construir; la formación de profesionistas no está al servicio de las profesiones, sino que éstas y aquellos, se deben a una sociedad, y ésta, encuentra su sentido más profundo si en vez de mirarse a sí misma sólo como colectividad productiva, se mira como el proceso mismo de humanización.